domingo, 24 de abril de 2011

Música do Domingo de Páscoa / Dominica Ressurrectionis ad Missam in Die

A Ressurreição, por Tintoreto.

O cântico de entrada desta Missa é o intróito Resurréxi :




Não deixeis de ler o inspirador comentário do maestro Fúlvio Rampi a este intróito:

Obras maestras del canto gregoriano / El introito de Pascua

Es el canto de entrada del domingo de Resurrección. Aquí en una nueva ejecución que nos ofrecen los "Cantori Gregoriani" y su Maestro

de Fulvio Rampi




TRADUCCIÓN


He resucitado y estoy aún contigo, aleluya.
Apoyas sobre mí tu mano, aleluya.
Sublime es tu conocimiento, aleluya, aleluya.

Señor, tú me sondeas y me conoces,
Me conoces cuando me siento o me levanto.

He resucitado...

(Salmo 139, 5.6.1.2)



ESCUCHA







GUÍA A LA ESCUCHA


La gran “R” que ocupa amplios espacios en las miniaturas de los antiguos pergaminos y en los libros litúrgicos es el signo de la Pascua. Después de la gran “A” del introito “Ad te levavi” que inaugura el año litúrgico en el primer domingo de Adviento, he aquí ahora el “Resurrexi” que indica el corazón del mismo.

Unos pocos versículos del salmo 139, en la versión “cristológica” de la Vulgata de Jerónimo, se convierten en el texto del introito más importante del repertorio gregoriano.

Después de la conmovedora Vigilia de la noche anterior, la misa del día de Pascua se abre con este nuevo anuncio de resurrección. Un anuncio que, sin embargo, nos cuesta no definir decepcionante por la forma musical que lo adorna. La melodía es árida y procede de manera constante en una modalidad de deuterus que, partiendo de un Mi grave insistente y ligeramente adornado sólo con unos sonidos cercanos, alcanza raramente el La agudo que ratifica a duras penas incluso la pertenencia plagal al cuarto modo.

Nos preguntamos por qué no le corresponde a tanta solemnidad iconográfica una melodía exuberante. Nos preguntamos el porqué de una ostentada distancia entre la centralidad del hecho litúrgico y la reluctancia del hecho sonoro. Nos preguntamos, en resumen, qué sentido tiene anunciar la Pascua de Resurrección en este cuarto modo.

La exégesis del texto resuena en una modalidad que percibimos insuficiente, inadecuada para comunicar una noticia tan turbadora. El “Resurrexi” está contenido todo él en ese cuarto modo que evoca contextos aparentemente lejanos al misterio que se está celebrando.

Incluso sin ceder a esquematismos exasperados, hay que recordar que a cada uno de los ocho modos gregorianos – sistema denominado “octoechos” – se le atribuía, por parte de los teóricos medievales y de épocas sucesivas, un "ethos" específico. El mismo arte medieval ha querido representar visivamente las cualidades artísticas y de significado de los modos gregorianos. En este sentido son célebres las representaciones de los modos en los capiteles de Cluny y de Autun. En nuestro caso, en el capitel cluniacense correspondiente al cuarto modo aparece una elocuente inscripción que lo explica asignándole un carácter fúnebre, acompañado de un velo de tristeza.

El introito de Pascua marca, por tanto, un punto de máxima distancia entre nuestras expectativas y la propuesta real del canto gregoriano. Pero dicha distancia está medida sobre nuestra incapacidad de entrar en profunda sintonía con el componente alusivo de este repertorio, verdadera clave de cambio de su proyecto litúrgico-musical.

Hay que reafirmar que no es correcto ceder a un esquematismo exasperado ni siquiera en lo que respecta a la fascinante teoría del ethos modal. Esto significa que no todas las piezas en cuarto modo están vinculadas al luto o a la tristeza. La cuestión, obviamente, es mucho más compleja; dicho lo cual, resulta sin embargo fundamental que las diversas modalidades del canto gregoriano, como cualquier otro de sus elementos constitutivos, sean consideradas bajo distintos aspectos, buscando por ejemplo, las referencias formularias y las concordancias.

El componente alusivo proprio de la lógica formular, que se encuentra asimismo varias veces en los cantos de Cuaresma, se extiende de hecho también a la lógica modal. No sólo es necesaria una lectura inteligente de la fórmula, - que no está circunscrita a ninguna referencia evidente a casos paralelos -, sino también una mirada abierta en mérito a la utilización de las mismas estructuras modales.

No basta mirar desde dentro cada pieza gregoriana. Hay que buscar una lógica de amplio respiro, tanto en la vertiente formular como en la vertiente modal, como sucede en este caso. La delicada teoría del ethos de los modos puede revelarse, en realidad, una valiosa ayuda para descubrir una especie de “modalidad tendencial” que, partiendo de cada pieza individual, abraza todo un recorrido litúrgico, construyendo relaciones de sentido y siendo instrumento de memoria y para la memoria.

El introito “Resurrexi” es signo, expresión y cumplimiento de un recorrido litúrgico, el del Triduo pascual, durante el cual se celebran sin solución de continuidad la pasión y la muerte y la resurrección del Señor. Hay que centrar la atención de manera intencionada en la conjunción “y”, que ratifica la absoluta continuidad de los tres acontecimientos uniéndolos bajo una única mirada, según el artículo de fe proclamado en el Credo: “passus, et sepultus est, et resurrexit”.

Ciertamente, no es casual la pertenencia a la modalidad del deuterus del introito “Nos autem” que en la “Missa in Coena Domini” del Jueves Santo abre el Triduo sacro. En el célebre texto paulino (Gálatas 6, 14) encontramos el resumen del acontecimiento pascual: “Nos autem gloriari oportet in cruce Domini nostri Iesu Christi: in quo est salus, vita et resurrectio nostra: per quem salvati et liberati sumus” (En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en el que está nuestra salvación, vida y resurrección; mediante el cual hemos sido salvados y liberados). En él la cruz y la resurrección ya están unidas, entrelazadas y se anuncia, contemporáneamente, la perspectiva de salvación en una única modalidad de deuterus.

Para finalizar, hay que recordar que el mismo introito “Nos autem” del Jueves Santo está, a su vez, precedido por un recorrido en deuterus trazado por los introitos de los primeros días de la Semana Santa.

Por tanto, la “modalidad tendencial” que acompaña este camino no puede hacer otra cosa más que implicar también la Pascua. El canto gregoriano pronuncia un “Resurrexi” lleno de memoria y, por tanto, no separable de los días en deuterus de la Pasión.

Así pues, por este motivo, la ejecución aislada de este introito en nuestras liturgias nos parece muy inoportuna y fuera de lugar. Tal vez sea ciertamente así, pero no por una desilusión de la que sería responsable el canto gregoriano, sino más bien por nuestra ausencia de memoria.

La misa del día de Pascua, sin embargo, no tiene solamente el color oscuro del deuterus. Si el “Resurrexi” se ubica, como hemos remarcado hasta ahora, como cumplimiento de un recorrido concreto, es también verdad que los otros cantos del proprio de esta misa tocan todas las categorías modales fundamentales del sistema del octoechos.

El gradual “Haec dies” está en protus, es decir en la melodía-tipo de los graduales de segundo modo, mientras el ofertorio “Terra tremuit” propone de nuevo el deuterus para el texto de un salmo (Salmo 75, 9-10) de intenso dramatismo: “Terra tremuit et quievit dum resurgeret in iudicio Deus” (La tierra se asusta y se calma cuando Dios se pone en pie para juzgar).

El verdadero júbilo sólo puede ser confiado al aleluya “Pascha nostrum” y a su explosiva modalidad de tetrardus auténtico, el séptimo modo, lleno de impulso juvenil. Por último, el mismo texto paulino, enriquecido por un ulterior versículo (1 Corintios 5, 7.8), resuena en tritus plagal, el sexto modo, en la antífona a la comunión, en el que la alegría pascual encuentra un arribo sereno, devoto y se convierte en gozo pleno y contenido profundo y orante.

El anuncio pascual, punteado de nuevos “aleluyas” en cada pieza y comentado por la tan conocida como increíble secuencia “Victimae paschali laudes” es, en resumen, completado plenamente. Y resuena durante la misa en todas las lenguas modales posibles conocidas por el canto gregoriano.
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La partitura musical reproducida más arriba está tomada del "Graduale Novum", ConBrio Verlagsgesellschaft, Regensburg, 2011, p. 165.
19.4.2014 

Este mesmo intróito, comentado por Bruder Jakob:
14-04-2014 Pasqua - Resurrexi
L’introito pasquale presenta vari aspetti d’interesse musicologico. La melodia propone la tecnica compositiva maqam, diffusa nel Mediterraneo. Nei manoscritti, inoltre, si trova anche la lezione Resurrexit: la terza persona è esigita dalla presenza di un’integrazione tropistica. Si pensi che si conoscono oltre 160 elementi di tropo connessi con Resurrexi/xit.
La melodia in mi plagale presenta un ambito circoscritto alla sesta do-la. Il discorso musicale è estremamente sobrio; sulle prime sembra contrastare l’esuberanza della gioia che ci si attenderebbe a Pasqua. Tutto procede in maniera pacata, “sottovoce”. Sotto la guida della liturgia, ci s’accorge ben presto che la modalità espressiva corrisponde a un disegno preciso: delineare il cammino di fede con fermezza, ma senza facili entusiasmi. A Pasqua sarebbero del tutto fuori posto.
Cristo è risorto; la morte è stata sconfitta. Certamente. La risurrezione e l’ascensione di Cristo, Signore della gloria, sono sempre passi che iniziano con la passione e la morte. La vita umana nella risurrezione di Cristo è trasfigurata: non spalanca le porte a chissà quale emozione. Nella sobria ebbrezza dello Spirito, chi ha partecipato alla morte di Cristo con lui risorge a una vita che è totale adesione alla volontà del Padre, nell’adorazione senza fine.
Il salmo 138 presenta Cristo e il cristiano che si destano dal sonno. Per noi uomini, il risveglio ultimo è preceduto da tanti momenti in cui ci scrolliamo via la sonnolenza e la ruggine di abitudini che ci incrostano e rallentano la corsa gloriosa della Parola. Quasi ci meravigliamo che al risveglio troviamo ancora D-i-o al nostro fianco. Sì, perché LUI non ci abbandona mai, mentre noi ...
Il contatto con D-i-o non avviene in un incontro fuggevole. La nostra vita è tale se è in Cristo. “Alle spalle e di fronte mi circondi, e poni su di me la tua mano” (sal 138, 5). D-i-o ci ha plasmato, traducono i Settanta: il gesto della creazione è istantaneo e insieme perenne. D-i-o sorregge la sua creatura, l’innalza sino al suo cuore, gli sussurra le parole che illuminano il tragitto terreno. La sua mano onnipotente non schiaccia e non disintegra la persona; al contrario, la solleva nella leggerezza.
“Meravigliosa per me la tua conoscenza” (sal 138, 6 a): un giudizio quasi temerario che richiama subito la coscienza dei nostri limiti: “troppo alta, per me inaccessibile” (sal 138, 6 b). La liturgia pasquale ci tiene saldi alla croce. Nella sequela di Cristo poco per volta si ricapitola il mistero della sua missione nel contrasto tra la morte e la vita. Un mistero che invano tenteremmo di decifrare scomponendone gli elementi come se fosse un divertente puzzle per aguzzare l’ingegno e farci pensare che ormai è tutto chiaro e ovvio. “Mors et vita duello conflixere mirando: dux vitae mortuus, regnat vivus” canta la sequenza. 
Solidali con Cristo nella morte e nella risurrezione, siamo chiamati ad una concreta condivisione di dolore e speranza con quanti si trovano lacerati tra le tenebre più fosche e la luce abbagliante. Con Resurrexi i cantori offrono un’occasione di speranza ai profughi che trovano la salvezza mentre tanti loro figli e genitori soccombono nella fuga dalle violenze omicide. Un’occasione di speranza ai papà che vedono sbocciare una nuova vita mentre l’amata muore di parto ... “Victor rex, miserere”.


Depois da 2ª Leitura canta-se o Alleluia Pascha nostrum (MP3):


Escutai este mesmo Alleluia, cantado por uma criança de 9 anos:





Lêde o comentário de Tiago Barófio a esta Aleluia (PDF).

Depois do Aleluia, canta-se a seqüência Victimae Paschali Laudes, aqui cantada pelos Cantori Gregoriani (7:48):



E pelo eslovaco:




E pelo Pedro Manuel Desmazeiros:



Padre Paulo Ricardo de Azevedo Júnior explica a sequência pascal:



Sequência Pascal em Português:




O ofertório desta missa é o Terra tremuit, aqui na versão polifónica de Guilherme Byrd:




A comunhão é a Pascha nostrum, aqui cantada pelo eslovaco:




Comentário da Prof.ª Idalete Giga sobre estes cânticos:





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